ríe en la noche y achina los ojos morochos más lindos que vi. luego yo intuyo tus margaritas como si mirara las mías en el el espejo y tu sonrisa llena el silencio de una larga noche en que tus manos duras no consiguen encender el fuego. y a este paso ninguna chaqueta se secará y, mañana, tendrás que dejarme tú alguna que huela a saltos ágiles entre raíces, barro y gotas de agua… sube la montaña, mañana quizás bajará: ‘Confía en mí’
y parece que la noche es rara y que soy bonita y que mi energía es un desastre y que hablamos de volcanes y cascadas. bostezo.
llueve a cántaros y si me duermo me da rabia, por el placer de taparme hasta la cabeza para sentir el calor del nido. que dos días pasan en nada, me repito, medio incómoda y a escondias.
y me roza la rodilla sin querer(lo evitar) cuando mete quinta y al reír, la tenue luz de las cortas medio fundidas le marca los claroscuros de las mejillas y me da risa pensar que, otra vez, en dos días desaparició cualquier rastro de cicatriz del sur.
y me gusta de verdad, creo, pero se que será cosa del tiempo y del camino y que aprendré a desprender porque la vida va un poco de esto, y que ríe chinito, se rie y yo lloro porque el chino ríe sin mí. bueno, intento que no y digo que lo estoy consiguiendo.
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